domingo, septiembre 30, 2007

MANUSCRITO CLANDESTINO

Foto Google

Jesús les dijo... -Conocerán la
verdad, y la verdad los hará libres...
Ellos le contestaron... -¿Cómo
dices tú que seremos libres?.

San Juan 8:31-33

La inesperada muerte de nuestra eminente colega la Dra. Catalina Jewell, aconteció mientras estaba viviendo uno de los momentos más apasionantes de su carrera.
Arqueóloga, filóloga, entusiasta bibliógrafa y profesora de la cátedra de historia del Oriente Cercano en la Universidad de Francia, hasta fines del año pasado, era una agradecida al saber que la vida le daba cada día.
Tuve el honor de integrar junto a ella una parte del equipo que efectuó la revisión definitiva del contenido de las tablillas encontradas en el yacimiento de Mari.
Allí nos conocimos. Desde entonces, junto a otros colegas hemos mantenido una copiosa correspondencia, acompañada de esporádicos y felices encuentros personales con motivo de alguna conferencia o exposición en la que aprovechamos también para distendernos un poco e ir a cenar o al teatro.
Que una mente tan lúcida como la de Catalina, que esa persona llena de conocimientos, de empuje, de un espíritu siempre abierto a la investigación, haya muerto a los cincuenta y cinco años, es una cruel injusticia. ¡Tenía tanto para dar!.
Y la muerte la encontró trabajando.
Hacía unos meses atrás nos había convocado a todos sus colegas amigos, al que llamábamos el G7: Filomena Roux, Marta Spanos, Nicolás Batista, Maurice Basil, Alejo Petetta y yo, en su oficina del Museo Bíblico y Casa de Altos Estudios de Arameo de Clermont-Ferrand. Fue la última vez que nos vimos.
Desbordaba de alegría y no era para menos.
Nos acercó a su caja de seguridad en el museo y nos mostró el manuscrito.
-Esto que están viendo es un fragmento de lo que podría llamar un antecedente de los evangelios. No sólo de los conocidos, también de los apócrifos. Todavía no pude traducirlo por completo. Sin embargo, algunos elementos claros en el manuscrito como la mención del relevamiento de su cargo de Poncio Pilato y los análisis de carbono y demás, coinciden en ubicarlo como emitido alrededor del año 36 de nuestra era.
Lo relativamente poco que pude traducir hasta ahora es motivo suficiente para convocarlos y adelantarles que se trata de un documento que requerirá cautela. Quedan al descubierto en él algunas situaciones que no sé como tendré que manejar. Permítanme tomarme la licencia de no darles otro dato más que ello.
Simplemente deseaba que vieran el original. Por supuesto, también saqué fotos para cada uno de ustedes y un detalle computarizado donde se puede apreciar el texto completo. Les adjunté todos los análisis realizados y algunos fragmentos traducidos para que puedan apreciar la línea de trabajo con la que me estoy manejando.
Les pido que me ayuden realizando cada uno su aporte sobre este manuscrito. Tienen mi promesa de que trabajo día y noche para terminar la traducción y en cuanto ello suceda, les enviaré a cada uno el texto acabado. Después nos volveremos a reunir-.

DIANA (versión orquestal)