jueves, junio 22, 2006

OTRO ANÁLISIS SOBRE “EDIPO REY” DE SÓFOCLES

Fotos Google. Composición D A Madeiro
Hoy me gustaría hablar de la historia de Edipo...
La verdad y las formas jurídicas – Michel Foucault




La segunda de las cinco conferencias ofrecidas por el filósofo francés Michel Foucault, en la Universidad de Río de Janeiro, Brasil, en 1973, que conocemos bajo el nombre “La verdad y las formas jurídicas”, usa la tragedia de Sófocles como punto de partida.
Cuando el particular análisis expuesto por Foucault llegó a mis manos, yo acababa de leer la obra “Edipo rey”. Me hizo sentir que debía releerla.
Dos circunstancias motivaron ese deseo: la primera, la alegría de encontrar a alguien que exponía un punto de vista coincidente con el que yo había tenido al concluir la lectura: “Edipo no sería pues una verdad de naturaleza sino un instrumento de limitación y de coacción que los psicoanalistas, a partir de Freud, utilizan para contar el deseo y hacerlo entrar en una estructura familiar que nuestra sociedad definió en un determinado momento. En otras palabras, Edipo, según Deleuze y Guattari, no es el contenido secreto de nuestro inconsciente, sino la forma de coacción que el psicoanálisis intenta imponer en la cura a nuestro deseo y a nuestro inconsciente”. Me sirvió también para conocer la existencia de un libro que espero poder leer alguna vez, “Anti-Edipo”, de Deleuze y Guattari. La segunda razón era verificar algunas afirmaciones de Foucault, vinculadas al tema del “poder” como: “lo que está en cuestión, desde el comienzo de la obra, es el poder” o “En Edipo rey, Edipo no defiende en modo alguno su inocencia, su problema es el poder y cómo hacer para conservarlo; esta es la cuestión de fondo desde el comienzo hasta el final de la obra”.
No me pareció que esto último fuera efectivamente así, al menos no de manera tan categórica.
Era necesario que releyera “Edipo rey”. Y me resultó doblemente beneficioso: Pude desarrollar mis propias conclusiones sobre las afirmaciones de Foucault y, a la vez, apreciar y valorar con mayor detalle la enorme capacidad creativa de Sófocles. También disfruté de la lectura adicional de “Edipo en Colono” y de “Antígona”.
Este escrito es el fruto ulterior de estas lecturas. No conlleva, en modo alguno, un afán de oposición a los dichos expuestos en la segunda conferencia aludida. No es ese el motor que lo mueve.
Sólo es el resultado de un volver a ver el contenido de “Edipo rey” y exponer mis humildes conclusiones sobre esta magnífica tragedia.
Inevitablemente, si se verá que no comparto la opinión expuesta por Foucault en cuanto a que “lo que está en cuestión, desde el comienzo de la obra, es el poder”. Me parece que este no es el asunto central.
Considero que en “Edipo rey” el poder es lo secundario de la trama; el eje central es la “Verdad”, sus consecuencias y la sujeción a los valores éticos imperantes en una época. Las lecturas adicionales de “Edipo en Colono” y de “Antígona” ayudan a esta conclusión.
Es oportuno tener presente que el mismo Foucault habla de esto a poco de iniciar su exposición cuando dice: “La tragedia de Edipo es... la historia de una indagación de la verdad; un procedimiento de investigación de la verdad que obedece exactamente a las prácticas judiciales griegas de esa época”.
Como un documento comprobatorio de la validez de sus propias primeras palabras, cuando dice: “Es probable que estas conferencias contengan una cantidad de cosas inexactas, falsas, erróneas”, lo vemos luego centrar su insistencia en el tema del poder, colocándolo en el centro de la escena. Esto nos obliga a recordar también su prudente consejo, muestra de gran sensatez: “Prefiero exponerlas pues, a título de hipótesis para un trabajo futuro” -Primera conferencia-.
Procuraré mostrar que la defensa que Edipo realiza no revela interés por el “poder”. Su comportamiento es la respuesta previsible de cualquier persona honesta que ve amenazada su forma de vida, que teme la alteración de su entorno habitual. En tal sentido, esto lo torna un factor secundario en la trama de la obra, en tanto que se trata de algo inherente a cualquier individuo más allá de su rango jerárquico.
No pasa lo mismo con la “Verdad” que es el elemento que, durante todo “Edipo rey”, ocupa el interés de dioses, reyes, ciudadanos y esclavos.

¡AY, ESE MAR!

Foto Daniel Adrián Madeiro

En esos profundos parajes aparecen las oscuras sirenas nocturnas...
Van señalando el camino de las últimas literas, las más seguras,
a todos los marineros
que han descendido de los tifones.

En mares profundos – Harry Martinson

¡Ay, ese mar!
Cómo arrastran las olas
tanta arena indefensa,
tanto insignificante
retazo de la fortaleza.

¡Ay, ese mar!
La marea está siempre
ansiosa por las vidas,
anhelando la sal
de los que lloran.

¡Ay, ese mar!
Bestia insaciable,
sombra voraz
que todo lo quiere,
que todo lo engulle,
hasta al mismísimo
Harry Martinson.

Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

ADELA

Foto Daniel Adrián Madeiro

Por mil novecientos doce,
en noviembre, aun primavera,
nacía en Rancul, La Pampa
Doña Estanislada Adela.

No hubo fortuna en su infancia,
que siempre así es la pobreza,
y oyó a payadores gauchos
que aun solían usar espuelas,
y a su alma de niña dieron
pulpería en vez de escuela.

Y escribía como sonaba,
con desmadejada letra,
tanto que entender sus notas
era dura peripecia.

Recuerdo muy bien su rostro
redondo como ciruela,
y rojizo cuando un vino
se agotaba en la botella;

su optimismo ante el dolor,
su admirable fortaleza,
su fe, distinta a la mía,
pero genuina, sincera,
de esa que no trata a DIOS
como si DIOS no nos viera.

Quiso el destino, ya vieja,
compensarle sus carencias
económicas y hacer
que Europa la conociera.

Alemania, Holanda, Francia,
y la Península Ibérica
vieron sus ojos redondos
inundados de inocencia..

Se fue en medio del invierno,
muy entrados sus ochenta,
se fue aunque no lo quería,
que hay que irse aunque no se quiera.

Nombre en su fe de bautismo:
Amado Estanislada Adela.
Su nombre en mi corazón,
tan sólo uno: Abuela.

Daniel Adrián Madeiro

lunes, junio 12, 2006

SI ME PIENSO SIN TI...

Foto Google

Si me pienso sin ti
en este aquí,
en ese allí,
en cualquier espacio recorrido
o a recorrer,
me percato que vivir
es la suma de los momentos vividos
con tu imagen,
con tu corporalidad,
con tu estar materialmente al lado mío,
y que sin ti
lo de aquí
o lo de allí,
lo cognoscible
que reste en el camino,
no puede nunca
tener igual sentido,
es sin valor,
pues tu existencia es una forma
de mí latiendo en ti,
de mi yo
dentro de otro individuo,
mi alter ego eres tú,
y sin ti, yo
soy un sin mí,
un recipiente vacío,
como también serías tú,
yo lo presumo,
sin mí,
porque sucede
a todo aquel que para sí,
entre muchos,
sólo a un ser ha preferido,
que ese ser es lo todo
para uno
y que no hay nadie
ni nada ante nosotros
cuando ese ser
se ha ido.

domingo, junio 11, 2006

CAMILA

Foto Daniel Adrián Madeiro

En tu sonrisa inmensa,
inocente,
fresca,
mi hastío reposa
de tanta rutina.
Tus minúsculos brazos
me atan a tu alma
y me ayudan a ver
otro mundo posible.
Tus besos son
gorriones de amor
que hicieron nido
sobre mi corazón
para llevarte siempre.

Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

DIANA (versión orquestal)