Foto Daniel Adrián Madeiro |
Por mil novecientos doce,
en noviembre, aun primavera,
nacía en Rancul, La Pampa
Doña Estanislada Adela.
No hubo fortuna en su infancia,
que siempre así es la pobreza,
y oyó a payadores gauchos
que aun solían usar espuelas,
y a su alma de niña dieron
pulpería en vez de escuela.
Y escribía como sonaba,
con desmadejada letra,
tanto que entender sus notas
era dura peripecia.
Recuerdo muy bien su rostro
redondo como ciruela,
y rojizo cuando un vino
se agotaba en la botella;
su optimismo ante el dolor,
su admirable fortaleza,
su fe, distinta a la mía,
pero genuina, sincera,
de esa que no trata a DIOS
como si DIOS no nos viera.
Quiso el destino, ya vieja,
compensarle sus carencias
económicas y hacer
que Europa la conociera.
Alemania, Holanda, Francia,
y la Península Ibérica
vieron sus ojos redondos
inundados de inocencia..
Se fue en medio del invierno,
muy entrados sus ochenta,
se fue aunque no lo quería,
que hay que irse aunque no se quiera.
Nombre en su fe de bautismo:
Amado Estanislada Adela.
Su nombre en mi corazón,
tan sólo uno: Abuela.
Daniel Adrián Madeiro
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